Textos y fotos Óscar Checa y Juanjo Isidro
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5 museos originales en España

Son diferentes, singulares, divertidos y, algunos de ellos, únicos. Visitamos cinco museos de nuestro país en los que estamos seguros de que vais a disfrutar y aprender, que para eso están, ¿no?

 

1. Museo de los Aromas.

¿Os habéis parado a pensar alguna vez todos los olores que hay simplemente dentro de nuestras casas? Ahora tenéis la oportunidad de hacerlo y de experimentarlos en el Museo de los Aromas, el primer y único museo existente en España y Europa relacionado con este aspecto. Está en la localidad burgalesa de Santa Cruz de la Salceda y se ha concebido como una casa con sus distintas estancias. En cada una de ellas se propone a los visitantes poner a prueba su sentido del olfato para reconocer diferentes aromas. Es una propuesta lúdica, pero también educativa y de investigación. Aprenderemos que nuestra capacidad para reconocer aromas no es tanto un asunto de narices como de memoria olfativa, es decir, que a veces reconocemos un olor pero no sabemos asociarlo a aquello a lo que corresponde, sencillamente porque no hemos entrenado nuestra memoria olfativa. Cultivarla es bueno para nuestra salud y aquí podremos empezar a hacerlo a través de los juegos que nos propone el recorrido, como intentar reconocer los aromas de productos similares como leche, mantequilla, yogur o chocolate; o parte de las sustancias que incluyen algunos perfumes.

Este es un museo interactivo, adaptado también para invidentes y discapacitados auditivos o físicos. En total hay representados 93 aromas distintos. ¿Cuántos creéis que podréis identificar? Nuestra nariz está diseñada para distinguir una buena cantidad pero descubriremos que el hombre no es el ser vivo con mayor capacidad olfativa: los perros o el gusano de seda son algunos de los animales que nos superan con creces. Incluso se puede decir que nuestro sentido del olfato es extremadamente rudimentario comparado con el de otras especies.

El Museo de los Aromas organiza también actividades relacionadas con el mundo de los aromas (catas, cursos de destilación de hierbas, cursos de jabones artesanales…) que cada vez tienen más seguidores. Podéis informaros de todo ellos y hacer coincidir vuestra visita con alguna de esas actividades en la web www.museodelosaromas.com
 

2. Museo Vivanco de la Cultura del Vino.

Este museo también tiene que ver con los aromas, en concreto con los de la uva y el vino. Es uno de los grandes iconos de la cultura del vino en el mundo. Y lo tenemos aquí, en España, en la localidad riojana de Briones. Son cuatro mil metros cuadrados repartidos en cinco salas más una exterior en las que se suceden objetos, audiovisuales, máquinas, maquetas y obras de arte donde el vino es el hilo conductor. Desde el ciclo vegetativo de la vid y todos los aspectos que tienen que ver con el campo, pasando por la fabricación de los recipientes donde se cría el vino (barricas, botellas…) y la manera de elaborarlo a lo largo de la historia. Todo está aquí representado con ejemplos auténticos de objetos como tractores, carros, arados, prensas, utensilios de laboratorio, odres, ánforas, cántaras, carteles de medidas… más una colección de arte y arqueología con piezas que van desde el antiguo Egipto hasta la época del cine actual, desde los ritones (vasos griegos para rituales) hasta las obras de Picasso, Miró, Chillida, Tàpies, Barceló o Sorolla. Aquí parece haber de todo… ¡hasta dibujos originales de Disney! En la última sala, antes de salir al jardín de variedades, descubriremos que hay más de 3.000 formas diferentes de abrir una botella de vino… al menos si utilizamos los sacacorchos de la colección expuestos en esta parte del recorrido. Los tenemos de todas formas, tamaños, materiales y dispositivos, aunque todos sirven para el mismo fin: descorchar una botella de buen vino. En la nueva sala de catas podremos probarlo y brindar por este museo que acaba de cumplir 10 años. Más información en www.vivancoculturadevino.es

3. Museo del Ruso.

En realidad es una galería de arte contemporáneo. Acaba de abrir en Alarcón (Cuenca) en un espacio que fue parte del Palacio de los Castañeda y del que sólo queda la portada, del siglo XVI, que pudo ser obra de Esteban Jamete. El nombre procede del pintor y coleccionista ruso Miguel Ourvantzoff, hijo de un miembro del gobierno de Nicolás II que, con la revolución bolchevique se convirtió en exiliado político y tras deambular por el mundo acabó en este pueblo conquense, donde encontró refugio y la inspiración que buscaba. Aquí pintó muchos de sus cuadros y amplió su colección arqueológica. Durante tiempo, este espacio se conoció como la casa del ruso. Más tarde se convertiría en museo que llevó su nombre. Ahora inicia una nueva andadura en la que el arte contemporáneo compartirá espacio con algunas piezas arqueológicas medievales, como el arca de piedra donde se guardaba el Fuero de Alarcón dado por Alfonso VIII y los privilegios reales. El primero en exponer ha sido el pintor, escultor, fotógrafo y diseñador Vicente Talens, que ha creado algunas obras específicas inspiradas en el pasado de este museo y en figuras icónicas de la localidad. Dirección: C/ Capitán Julio Poveda, 33. Tel. 659 116 918
 

4. Museo del Queso Manchego.

En la misma Comunidad Autónoma, pero en distinta provincia, otro museo que ha abierto sus puertas hace sólo unos meses: el Museo del Queso Manchego, en Manzanares (Ciudad Real). Es el único del mundo dedicado a este manjar. Está ubicado en la llamada Casa de Malpica, una antigua casa solariega típica manchega, del siglo XVII, recuperada y convertida en centro de interpretación. La parte noble de la casa alberga una colección de arte, mientras que la zona de labor, el corral y las dependencias que lo rodean, es donde se ha instalado el Museo del Queso.

Podremos ver cómo fue y cómo es hoy el proceso de producción de este alimento que se ha convertido en uno de los símbolos de la región. Conoceremos, por ejemplo, qué es un entremiso (la mesa donde se hacía y prensaba el queso), la flor (la base y la tapa de los moldes, con las características nervaduras que ayudan a que escurra el suero), o la pleita (el trenzado del esparto que servía de molde). También aprenderemos más sobre las ovejas manchegas, la raza de donde procede la leche con la que se elabora este queso con denominación de origen. Es un animal particular pues aprovecha los recursos de cualquier época del año, por lo que no hacían trashumancia, como en el caso de las ovejas merinas que llegaban por las cañadas reales que confluían en Manzanares. Aquí  descubriremos anécdotas como la procedencia del dicho “ser la oveja negra” o “estar en un brete”, conoceremos la vida de los pastores y de la gente del campo, y aprenderemos a distinguir el queso manchego de otros, mediante las catas que se organizan todos los meses. Una de sus singularidades es el período mínimo de curación: 60 días. Es el tiempo tras el que se desactiva una bacteria que contiene la leche cruda (sin pasteurizar) con la que se elabora. Y no es algo nuevo… ¡Cervantes ya hablaba de ello en el Quijote!

 

5. Museo de la Alpargata.

Y es que hay museos de lo más insospechado… El de la Alpargata de Cervera del Río Alhama (La Rioja) es uno de ellos. Además tiene la particularidad de que está ubicado en un hotel rural que, en su origen, fue el cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Pero bueno, aparte de esta anécdota, lo curioso es ver toda la historia y lo que hay detrás de un objeto tan (aparentemente) anodino como una alpargata. Cervera del Río Alhama es conocida como “la cuna de la alpargata”. No es que sólo se hiciese aquí este tipo de calzado (se elabora desde muy antiguo en todos los lugares donde se cultivaba cáñamo, como en la vega del Alhama-Linares) pero sí fue uno de los lugares donde empezó a crearse una industria alrededor de este trabajo artesano. Y eso a pesar de que la producción de la alpargata comenzó siendo una fuerza económica secundaria en Cervera, pues la mayor industria de tiempos pasados fue la textil: el pueblo llegó a tener una Real Fábrica de Lonas, Vitres e Hilazas, donde se fabricaban incluso velas para la marina mercante. El caso es que a su lado se fue desarrollando la industria de la alpargata hasta convertirse en el principal punto elaborador, junto a regiones de Castellón, Valencia o Guipúzcoa, entre otras. En este museo veremos cómo se fabricaban artesanalmente las alpargatas, cómo se transformaba la materia prima (el cáñamo) en hilo, y la evolución de un tipo de calzado que ha pasado de ser algo humilde a un artículo de moda que está en las mejores pasarelas internacionales y que ofrecen importantes marcas de diseño.
 

Texto y fotos: Editorial Viajeros

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Texto y fotos: Editorial Viajeros

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