Cada noche, Sherezade contaba una historia al sultán Shahriar, a cambio de que este perdonase su vida. Hicieron falta mil y una noches para cautivar al sultán. Mucho menos necesita Irán para cautivarte. Bienvenidos a un lugar que no deja indiferente, hospitalario, repleto de cultura, con increíbles tesoros artísticos y arquitectónicos. Mezquitas, mausoleos, jardines y palacios serán parte del escenario de nuestro cuento de esta noche.
Con el auge del islam y el desarrollo del comercio entre los continentes, gracias a la Ruta de la Seda y a los puertos del Golfo Pérsico, Persia se convirtió en una de las puertas de Oriente. Más tarde, Persia será un sueño para los primeros viajeros y turistas del siglo XIX y XX. Isfahán, Shiraz, Kerman, Yazd, nombres que sugieren el perfume de las especias, el rumor suave de la seda tejida o las puestas de sol donde los minaretes y las mezquitas de azulejos brillan entre el ajetreo de los zocos y las llamadas a la oración.