Riscos salvajes, bosques de encina, calles muy empinadas, casas blancas, tejados morunos En la Sierra de Cádiz, los olivos, las torres de las iglesias y los pueblos se dibujan en líneas perfectas con un embrujo especial.
Y al lado del río Maritsa, sus primeros moradores fueron los tracios algunos milenios a.c., pero en la cual también pasaron griegos, romanos, eslavos, bizantinos, musulmanes y soviéticos, dejando todos su impronta aún visible en la actualidad.
A simple vista, resulta ser un vetusto asentamiento multicultural, donde sobretodo en su casco histórico podemos apreciar las distintas huellas que han ido dejando sus conquistadores. Actualmente, es una moderna ciudad comercial que ha sabido convivir con su esplendorosa y cambiante historia, sabiéndose reinventar y adaptándose a los vaivenes históricos que en ella se han ido sucediendo.