Aunque cuenta con bonitas playas, como la de Malkorbe o la de Gaztetape, nuestro lugar favorito es el puerto pesquero, donde los barcos se alinean como en una postal y exhiben nombres que te invitan a pensar en la historia que cada uno tiene detrás. El muelle deportivo, por su parte, más que a artesanos de redes te recuerda a vacaciones y a diversión. Getaria y el mar forman una sola unidad, por lo tanto no resulta extraño que Elkano, el primer marino en dar la vuelta al mundo, fuese oriundo de aquí.
Si estás pensando en adquirir algún recuerdo, puedes comprar conservas artesanas de anchoa, pulpo o sardinilla y, por supuesto, unas botellas de txakoli (con D.O. Getariako Txakolina desde 1989), que ya habrás tenido oportunidad de degustar en las comidas. En la población merece la pena pasear por su casco medieval para descubrir, entre otros monumentos, pequeñas joyas como la iglesia de San Salvador y, junto a ella, las casas-torre de Zarautz y de Ochoa Ibáñez de Olano. Si queda tiempo libre es aconsejable conocer los barrios de Meaga, Monte Garate, Askizu, Eitzaga y, por supuesto, el ratón de Getaria, un parque natural que hasta el siglo XV era una isla y que fue unido por un itsmo artificial al pueblo. Desde la cima, la panorámica de la costa es maravillosa.