un fascinante laberinto.
A primera vista resulta desconcertante el laberinto de canales, lagunas y miles de islas dispersos entre tierra, agua y vegetación creados por el río. La orientación es complicada ya que cambia después de cada estación de lluvias. Salvo para los locales que, a bordo de sus mokoros –o ligeras barcas de madera alargadas–, son capaces de descubrir todos los recovecos cambiantes entre los que se guarda su belleza más salvaje.
Estamos ante el único delta fluvial del mundo donde la mano del hombre no ha intervenido. La vida salvaje africana, consciente de ello, parece apoderarse de un territorio que, en sus momentos de mayor inundación, sobrepasa los 22.000 km2. En la zona suroriental, donde la sequedad se hace más evidente, se encuentra el lugar favorito de los cinco grandes de la fauna africana –elefante, león, búfalo, leopardo y rinoceronte–, junto a un sinfín de especies emblemáticas para los amantes de los safaris.