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Gandia. Patrimonio costero, gastronómico y fallero a orillas del mediterráneo

La ciudad de Gandia nos cuenta su historia a través de sus monumentos, calles y plazas, y cada rincón forma parte del esplendor mediterráneo que la ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados durante todo el año. Su agradable clima, sus playas, su cultura, sus fallas, su naturaleza y gastronomía nos reciben siempre con los brazos abiertos.

Gandia_Fallera_Cremà

Las fascinantes propuestas turísticas de la ciudad evocan una urbe diversa y llena de sueños y aventura, una mezcla de zonas urbanas y espacios naturales que se entrelazan creando un estilo de vida particular.

Tan particular, propio y único como lo son sus fallas.

Las Fallas, emblema turístico y cultural

Las Fallas de Gandia se celebran desde finales del siglo XIX. Es la fiesta típica valenciana por antonomasia y tiene lugar entre el 16 y el 19 de marzo, cuando el visitante puede disfrutar de los numerosos monumentos falleros y de un ambiente irrepetible en las calles.

Cada una de las 23 comisiones planta un monumento con ninots de cartón piedra que satirizan los acontecimientos más recientes de la sociedad. Las calles se impregnan de música y los falleros desfilan en innumerables pasacalles, vestidos con la indumentaria tradicional valenciana. Además, las Fallas, mediante decreto, fueron declaradas en 2015 Bien de Interés Cultural Inmaterial por el pleno del Consell de la Generalitat. La revista oficial de la Unesco, 'World Heritage', se ha interesado por las Fallas de Gandia, el Museu Faller de Gandia, la Cova del Parpalló y los Borja como valores patrimoniales de primer nivel.

Algunos de sus actos más emblemáticos son el bautizo, la entrega de premios, la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados o la mascletà. Las celebraciones culminan con la Nit de la Cremà, cuando todas las fallas arden, iluminando la noche de San José.

Son muchas las versiones sobre el germen de esta fiesta, pero la más popular es la que asegura que proceden de una antigua costumbre de los carpinteros que, en vísperas de la fiesta de San José (patrón de las Fallas y los propios carpinteros), quemaban algunos trastos viejos que les sobraban a las puertas de sus talleres.

un genuino paisaje

En el que destaca de forma inevitable, su portentosa Playa Nord. 700.000 m2 de arena fina y blanca y 3 kilómetros de espacio para tomar el sol en verano o pasear en invierno, con los mejores servicios. Playa de L’Auir al norte; y las playas de Venécia y Rafalcaid al sur del Grao, conforman su mirada limpia y serena hacia un mar de aguas cálidas. La playa natural de L’Auir apenas ha sido transformada y es en la actualidad uno de los pocos tramos de playa virgen del litoral valenciano.

Gandia es una ciudad profundamente arraigada en el mar, con vocación de futuro y modernidad, pero con un claro anhelo por la tradición. De esta manera, el Grao es una visita indispensable que, como barrio de pescadores, se ha convertido en un enclave evocador del ambiente ajetreado de las barcas que descargaban sus mercancías años atrás. Allí, podemos pasear y disfrutar  entorno a la Lonja y el Puerto, la iglesia de Sant Nicolau y la calle de la Virgen, convertidos hoy en centro neurálgico. Un espacio secular, ahora más comercial y de ocio que parece hacernos viajar sobre viejos navíos.

Un dato muy desconocido es que, el antiguo presidente del Atlético de Madrid, Vicente Calderón Pérez-Cavada y su esposa, María de los Ángeles Suárez, están enterrados en una cripta de esta iglesia de Sant Nicolau. Fue un hombre que amó Gandia, y veraneaba asiduamente en la ciudad y, además, invirtió en el desarrollo del turismo de playa a través de la transformación urbanística del Grao.

turismo, historia y gastronomía

Tanto en pareja como en familia o con amigos, la ciudad nos brinda un enorme abanico de planes como la Ruta de los Borgia, que comienza en el Palacio Ducal, la cuna de la familia. El Palacio Ducal de Gandia es uno de los edificios con más historia de la ciudad. Los siete siglos que lo contemplan, han permitido dejar huella a ilustres personajes, el más famoso, San Francisco de Borja. Declarado Bien de Interés Cultural en 1964, es uno de los ejemplos de arquitectura civil más emblemáticos e importantes del patrimonio arquitectónico y ornamental valenciano. Sus pinturas, tapices, cerámica valenciana, puertas lacadas, pan de oro, lámparas y balcones de lujo, te harán sentir que estás en Versalles.

Pero si la historia no nos atrae tanto, como la buena gastronomía, podemos disfrutar de su impresionante Fideuà frente al mar, plato originario de la ciudad y de la comarca de La Safor. Es su receta estrella, gracias al origen que se atribuye a la población y al tan afamado Concurso Internacional de la Fideuà de Gandia, que nació en 1975. Su historia, según detallan en el concurso, nace en el primer cuarto del siglo XX, en una barca llamada Santa Isabel, con 6 marineros a bordo y un cocinero, Rodríguez Pastor, ‘Gabrielo el del quiosco del Grau de Gandia’, que ideó el plato.

 

A nivel gastronómico, la ciudad nos ofrece igualmente, otras propuestas de sabor inolvidable, como empezar el día con un buen “esmorzaret”, el brunch valenciano, con el que los gandienses recargan su energía en el día a día. Este ritual es un punto de encuentro, una puesta al día entre amigos y un homenaje a la gastronomía. Embutidos de máxima calidad, tortillas variadas, figtells, ternera, bocadillos y la clásica picaeta: compuesta por aceitunas y encurtidos o ensalada, cacahuetes y altramuces, no pueden faltar en nuestras reuniones, siempre salpicadas de cerveza o vino con gaseosa. Si a esto añadimos el espencat, cigalitas de la lonja o las espectaculares «coques de dacsa», nunca querremos irnos dejar atrás esta ciudad. En este sentido, tenemos también la famosa Ruta del Destapat, con la que recorrer su gastronomía probando la mejor degustación de tapas del municipio por sólo 2 euros.

Pero esta no es toda su oferta para un viaje lúdico. En distintas épocas del año, tenemos también la opción de los Beach Club, la mejor alternativa para pasar días de sol y baños refrescantes. El Beach Club Agua de Coco, uno de los recomendados, permite pasar un día en una hamaca, sumergirse en su piscina, pedir una deliciosa comida o tomarte un cóctel con tus amigos al caer la tarde. Y si nos gustan las alturas, podemos visitar la terraza Moon que, situada en el Hotel Bayren de la Playa de Gandia, ofrece unas vistas únicas, con un cuidado ambiente para las noches cálidas.

Explorando la ciudad, el centro histórico y Marxuquera

Los viajeros que visitan por primera vez el centro histórico de Gandia perciben esa atmósfera propia de las ciudades con un importantísimo patrimonio histórico y cultural, que ha sabido cuidar y poner en valor su propio legado, que se armoniza de forma hermosa con la contemporaneidad. Otro de los personajes históricos que se han convertido en leyenda es el tío de la porra, que sale en las fiestas y es el más querido por los niños. Recorre los colegios de la ciudad sacando a los niños de las clases para llevarlos a la feria, con sus gafas, su nariz postiza y su porra.

Más allá de la línea de playa y el Marjal, el escabroso relieve que circunda el municipio, le confiere una personalidad única en contrastes, entre los que destacan la Serra de la Falconera y Les Roques, el macizo del Mónduver, el Molló de la Creu o el Valle de Marxuquera, entre otros. Un paisaje agreste en el que destaca su belleza natural y nos permite realizar deportes como escalada o senderismo. En esta zona encontramos también la Cova del Parpalló, la de les Meravelles o la Cova Negra, y otros lugares con encanto como el Paraje Natural Protegido Parpalló-Borrell o el Morabito.

Una urbe monumental y museística

Son prácticamente incontables los monumentos que nos ofrece una visita a Gandia, pero si queremos disfrutar de su esencia, no debemos dejar de visitar, aparte del Palacio Ducal y los Tinglados y Muelle Pesquero, la Colegiata de Santa María la Mayor, una impresionante construcción de estilo gótico catalano-aragonés; el Castell de Bairén, que fue la fortificación más importante del sistema defensivo de la Safor; o el Convento de las Esclavas, edificio del noviciado construido en 1909 por el bilbaíno Enrique Espalza.

Aquellos que amamos la cultura, podemos perdernos en los cuatro enclaves museísticos de Gandia: la Fundación Graus Marins, donde podemos visitar la impresionante ‘Flota del Polit’ con sus fieles reproducciones de veleros y embarcaciones antiguas; el Arqueológico de Gandia (MaGa), cuya colección permanente se centra en la prehistoria de la comarca de la Safor; el Museo Santa Clara, que acoge una de las colecciones más importantes de arte religioso de la Comunitat; y el Museo Fallero, cuya fiesta fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Otras experiencias en Gandia

La música está también presente todo el año en la vida gandiense, con sus ciclos de jazz, sus conciertos de todos los estilos que puedas imaginar y una amplia oferta cultural que también recorre festivales de cine, de teatro, circo o cabaret. Pero también podemos disfrutar de planes tan curiosos como conocer el proceso de preparación del café y todos sus secretos en Cafés Climent; recorrer los refugios de la Guerra Civil o aprender a ser fotógrafos de naturaleza en diversos paisajes naturales como la playa de l’Auir, la marjal, l’ullal del Duc o la zona del puerto.

También tenemos catas sibaritas para descubrir el proceso de elaboración de diversas cervezas locales, con la visita guiada a la fábrica de La Picaeta Sibarita; hacer una impresionante masterclass de arroz, para aprender la receta de la paella de la Valldigna, o darnos una experiencia hedonista en pareja con maa habibi

Todas ellas se convierten en experiencias inolvidables de una ciudad a la que, una vez que la conoces, no puedes dejar de regresar.

Texto y fotos: Óscar Checa

Guía práctica procedente de reportaje: Valencia. La puesta en escena de Ruzafa. "Una veintena de calles reúnen parte de los locales más originales y auténticos de Valencia. El barrio de Ruzafa está de moda, o mejor dicho, sigue de moda. Aunque para muchos, lo que aquí pasa no es una moda sino un modo: la manera de entender la vida de quienes lo habitaron siempre junto con los que se instalaron en él dándole nueva energía con savia renovada".

Texto y fotos: Óscar Checa

Una veintena de calles reúnen parte de los locales más originales y auténticos de Valencia. El barrio de Ruzafa está de moda, o mejor dicho, sigue de moda. Aunque para muchos, lo que aquí pasa no es una moda sino un modo: la manera de entender la vida de quienes lo habitaron siempre junto con los que se instalaron en él dándole nueva energía con savia renovada.

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