Universo inexplorado
Este archipiélago, situado entre Nueva Zelanda y Tahití, se puede dividir en dos grupos. El del norte, que es perfecto para los más bohemios, está formado por seis atolones prácticamente inexplorados. El más grande de ellos, Penrhyn, destaca por albergar una gran laguna azul de unos 233 kilómetros cuadrados. Manihiki, por su parte, es conocido por la producción de llamativos collares de perla negra.
En el grupo del sur nos toparemos con un clima casi idílico e impresionantes paisajes. Rarotonga es la capital y, además, perfecta para practicar senderismo, mountain bike o dar un paseo a caballo cerca de sus lagunas de aguas turquesas. Y es que los amantes del deporte encontrarán en las Islas Cook un destino muy atractivo para disfrutar de actividades acuáticas, como el snorkeling, windsurf y kayak.
Hoteles boutique y villas privadas
A pesar de que hallaremos opciones para casi todos los bolsillos, es difícil que muchos de los alojamientos de las Islas Cook pasen desapercibidos. Podemos comenzar comentando el caso del hotel boutique The Little Polynesian que, situado en Rarotonga, asoma como un nido de amor, con 14 bungalows repartidos entre una tranquila playa y un espectacular jardín.
Algo semejante ocurre en el Pacific Resort Aitutaki, un establecimiento que forma parte de la cadena hotelera de lujo Small Luxury Hotels. Romántico, seductor y lujoso, regala excelentes vistas a la famosa laguna de Aitutaki: uno de esos momentos que nunca se olvidan.
Para el final hemos dejado seguramente una de las recomendaciones más llamativas de todas: el Aitutaki Lagoon Resort & Spa. Como se halla en una playa privada, hay que tomar un barco para acceder al mismo. La llegada ya es asombrosa, con siete de sus bungalows flotando parcialmente sobre el agua.
A partir de ahí, bailes polinesios, buceo, kayak, barbacoas en la laguna, relajarse en playas idílicas...
Tal y como decíamos:
“un lugar donde quedarse”.