Parecerá una ilusión utilizar el agua como fuente de salud, pero si de verdad quiere comprobar la curación, para múltiples dolencias las aguas termales del Balneario Elguea le dan la respuesta.
La Mamounia en Marrakech
Se dice que, para divertirse, el príncipe solía organizar en él extraordinarias garden parties, hábito muy popular en numerosas ciudades marroquíes. El magnífico espacio, recordado por aquellas diversiones reales, es hoy una atracción y un placer para los huéspedes tanto por sus dimensiones (8 hectáreas), como por su particular flora. Dos siglos más tarde y en una superficie de quince hectáreas se creó el hotel, que muy pronto alcanzaría gran renombre internacional.
El origen del nombre de La Mamounia se remonta al siglo XVIII. Su historia comienza con el rey Sidi Mohammed Ben Abdellah, que tenía por costumbre obsequiar a sus hijos –como regalo de bodas– con una casa y un jardín situados en el exterior de la kasbah. Estos jardines o arsats recibieron el nombre de Abdessalam, Mamoun, Moussa, y Hassan. Y aunque todos ellos aún son conocidos, sólo el arsat al-Mamoun alcanzaría la fama, inspirando el nombre de La Mamounia.
Se dice que, para divertirse, el príncipe solía organizar en él extraordinarias garden parties, hábito muy popular en numerosas ciudades marroquíes. El magnífico espacio, recordado por aquellas diversiones reales, es hoy una atracción y un placer para los huéspedes tanto por sus dimensiones (8 hectáreas), como por su particular flora. Dos siglos más tarde y en una superficie de quince hectáreas se creó el hotel, que muy pronto alcanzaría gran renombre internacional.
Concebido en 1923 por los arquitectos Prost y Marchisio, La Mamounia demostró ser un auténtico monumento, combinando la arquitectura tradicional marroquí con el estilo Art-Decó. Desde sus orígenes, nunca había sido lo suficientemente grande como para recibir a todos los huéspedes que deseaban hospedarse en ella. Y es que, hasta finales de los años 30, el hotel sólo contaba con 50 habitaciones. Actualmente ya son 214 estancias las que acogen a sus privilegiados invitados.
Una obra maestra
El legendario palacio ha sido renovado por Jacques García, aclamado diseñador internacional, quien ha recreado con éxito los auténticos ambientes y estilo marroquíes combinándolos con las últimas tecnologías. Rejuvenecida, pero siempre fiel a su energía original, sigue siendo un símbolo de refinamiento, elegancia y hospitalidad. Entre sus 136 habitaciones, 71 suites y 3 riads cuenta con suficiente variedad para que cada uno encuentre su oasis particular. A ello hay que sumarle cuatro restaurantes que deleitan con una variada cocina: nacional, francesa, italiana y mediterránea. En sus instalaciones tampoco faltan bares, salón de té, piscina, huerto, salas de conferencia...
Un spa de lujo
Para completar el disfrute de Marrakech y de la atractiva oferta de este hotel de ensueño sólo nos quedaría relajarnos en su spa de inspiración marroquí y oriental. En sus 2.500 m2 ofrece numerosos espacios privados para preservar la intimidad de sus clientes. Los productos utilizados son artesanales –y creados en el establecimiento– y los profesionales aplican las últimas innovaciones.
El menú Bistronómico de Jean-Pierre Vigato
Desde el 14 de febrero de 2012, el restaurante francés de La Mamounia ofrece una experiencia muy interesante para el paladar: el menú Bistronómico de Jean-Pierre Vigato. Una cocina ligera y moderna donde los comensales podrán degustar a mediodía algunas recetas finas y sabrosas en un ambiente delicado. Un nuevo concepto que alía sutilmente la sobriedad del bistrot parisino con el refinamiento de la cocina gastronómica. Sabores justos y sensaciones límpidas a descubrir únicamente en La Mamounia. Abierto para el almuerzo de jueves a domingo y todas las noches para la cena.
Información
Hotel La Mamounia. Av. Bab JDID. Marrakech. Tel. (212) 524 388 600, www.mamounia.com/es
Texto y fotos: Editorial Viajeros
Hasta ahora no nos habíamos planteado si las mujeres tienen las mismas necesidades en el alojamiento, cuando viajan, que los hombres. La tendencia hotelera parece demostrarnos que las féminas demandan un producto más especializado y meticuloso que el huésped masculino.