plovdiv. cuna de la civilización europea
Patrimonio de la Humanidad desde 2004 y Capital de la Cultura Europea en 2019. Plovdiv, a simple vista, resulta ser un vetusto asentamiento multicultural, donde sobretodo en su casco histórico podemos apreciar las distintas huellas que han ido dejando sus conquistadores. Actualmente, es una moderna ciudad comercial que ha sabido convivir con su esplendorosa y cambiante historia, sabiéndose reinventar y adaptándose a los vaivenes históricos que en ella se han ido sucediendo.
El barrio más antiguo está repleto de antiguas casas que datan de la época del resurgimiento nacional búlgaro que se propagó durante los siglos XVIII y XIX, y en el que los grandes mercaderes se construyeron imponentes casas de madera con grandes jardines. Existen más de un centenar de casas catalogadas, que en los últimos años se han estado reformando para devolverle el esplendor de antaño. También, encontraremos un par de iglesias ortodoxas siguiendo el mismo y particular estilo arquitectónico, como la Iglesia de San Constantino y Sta. Elena, construida en madera de robles y abetos traídos desde Rumanía y ensamblada sin ningún tipo de herrajes por artesanos rumanos. Como dato a tener en cuenta, apreciar que solo existen 15 templos de esta clase en el mundo y sólo 2 de ellos están fuera de Rumanía.
En el extremo sur de la ciudad vieja se encuentra el monumento más destacado de la ciudad, el Teatro romano; un bellísimo anfiteatro de mármol que actualmente sirve de escenario lírico al aire libre en la cálidas noches estivales.
Al lado oeste de la ciudad antigua, se localiza Kapana, el barrio peatonal y de moda de la ciudad, donde se puede apreciar el Plovdiv más joven, repleto de bares, restaurantes, tiendas alternativas y galerías de arte.
Saliendo de la ciudad y ubicado a los pies de las boscosas laderas de los montes Ródope, le pertenece a Plovdiv el Monasterio de Bachkovo. Fundado en 1083 por dos hermanos georgianos que habían sido comandantes del ejército bizantino, destruido por los otomanos en el siglo XVI y restaurado un siglo después, este monasterio se ha convertido en el segundo más importante, después de Rila, en Patrimonio de la Humanidad.