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VIAJES. Rumanía. Un país de sorpresas

En este viaje conoceremos los lugares más apasionantes de Transilvania deteniéndonos en las localidades más conocidas de los Cárpatos. Comenzaremos la ruta en Sinaia y el castillo palacio de Peles, nos trasladaremos hasta la plaza medieval de Brasov y su “temido” castillo de Bran para continuar en la casa natal del Conde Drácula, en Sighisoara

En este viaje conoceremos los lugares más apasionantes de Transilvania deteniéndonos en las localidades más conocidas de los Cárpatos. Comenzaremos la ruta en Sinaia y el castillo palacio de Peles, nos trasladaremos hasta la plaza medieval de Brasov y su “temido” castillo de Bran para continuar en la casa natal del Conde Drácula, en Sighisoara. Acto seguido realizaremos un alto en el camino para conocer la siempre acogedora Sibiu y finalizaremos en una de las capitales más sorprendentes de la otra Europa, Bucarest.

Texto: Jesús Martínez Reneo Fotos: M.D. Ortigosa

Sinaia. Comenzamos este apasionante viaje


Cierra los ojos e imagina un lugar idílico situado entre onduladas colinas y grandes montañas, escucha el trino de los pájaros y siente el olor a hierba recién cortada... Así podríamos comenzar este viaje por la Rumanía más conocida, la de los Cárpatos. A los pies de las montañas más importantes del país encontramos varias poblaciones turísticas que mudan su actividad dependiendo de la estación del año. Durante los meses gélidos, la localidad de Sinaia se vuelca por completo con el deporte blanco. La densa nieve cubre los tejados, que son más propios de Sajonia y el norte de Europa que de estas latitudes. El verde, la claridad y un mar de rayos de sol se apoderan del entorno al llegar el verano, otorgando una vista inigualable de la joya de los Cárpatos.

En un agradable paseo por el parque principal de Sinaia es interesante detenerse a observar tanto la naturaleza como la arquitectura. Es lógico pensar en la opulencia de la nobleza y la burguesía al recorrer las residencias y edificios oficiales, desde el hotel Palace al Casino de Sinaia. Los lugareños se reúnen en el parque alrededor de preciosos quioscos.

El monasterio, conocido como “la Catedral de los Cárpatos”, es un lugar donde actualmente conviven decenas de monjes pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa, aunque cuando fue construido en el año 1700 por el príncipe Mihail, el número de religiosos fue limitado a doce en honor a los apóstoles. Aquí se ha conservado durante siglos la primera Biblia traducida al rumano, pero el principal motivo que atrae a visitantes es otro: en el interior del monasterio se hallan dos templos que albergan una singular colección de frescos con escenas bíblicas. Estas pinturas que invitan a la reflexión, intentan enseñar el camino a seguir. Así, las escenas que representan el cielo son alegres y coloridas, mientras en el lado opuesto, el temido infierno se ha plasmado completamente en rojo y poblado de figuras diabólicas.


 

Brasov, la ciudad de Stalin


La conocida como “ciudad de Stalin” durante el telón de acero es hoy día una de las localidades más célebres de Rumanía por su posición estratégica en Transilvania. Son muchos los viajeros que visitan Brasov para disfrutar de sus vías empedradas, callejones y casas medievales. Hasta la revuelta de 1989 era un enclave importante para la población germana, por lo que encontraremos muchas referencias en el entorno a la cultura sajona, que contrastan claramente con la esencia rumana. En un paseo por sus calles se pueden descubrir algunos monumentos y lugares de interés como la Iglesia Negra, que recibe este nombre por el color oscuro que tomó la piedra tras el incendio de 1689, y la plaza principal, que es el auténtico corazón de la ciudad, abarrotada y con una atmósfera especial, propia de los lugares con mucha personalidad.

Castillo de Bran


En la obra más célebre de Bram Stoker, publicada en 1897, el escritor ambientó la morada del terrible Conde Drácula en el Castillo de Bran. Paradigmáticamente, la Historia cuenta que el escritor nunca llegó a visitar Rumanía y basó su libro en conversaciones y lecturas sobre Vlad Tepes. Parece ser que el novelista eligió esta localización por la estructura del castillo. Aunque no está documentado, se cree que el temido Vlad solamente durmió una noche en Bran. Tampoco está probado que bebiese la sangre de sus enemigos pero la leyenda y el morbo están servidos. En las inmediaciones de la fortaleza podrás encontrar un mercadillo con todo tipo de artesanía y souvenirs.

Sighisoara, la ciudad natal de Vlad Tepes

Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, Sighisoara es conocida internacionalmente por ser la ciudad natal de Vlad Tepes, el personaje a quien siglos más tarde identificarían como el sanguinario vampiro Conde Drácula. Esta ciudad conserva uno de los cascos antiguos medievales más coloridos y coquetos del Viejo Continente. Para conocer Sighisoara os recomiendo cruzar las puertas de la ciudad amurallada para encontrar de frente el mayor atractivo de la ciudad, la Torre del Reloj, que seguramente os recordará al reloj astronómico de Praga. Después entraréis en la Plaza Celatti, un lugar que, durante los años del terror, se usaba para los actos públicos más importantes, desde ferias de artesanía y mercado de hortalizas hasta procesos por brujería y ejecuciones públicas con el espeluznante método de empalamiento.

Sibiu, la Ciudad de la Cultura

Finalizamos esta ruta por Transilvania en Sibiu, una agradable ciudad que cuenta con varias plazas importantes y calles anchas que invitan al paseo (tienen mayores dimensiones que las de Sighisoara o Brasov). Si la comparamos con los lugares visitados hasta ahora, veremos que, gracias a la declaración de Ciudad de la Cultura que obtuvo en 2007, se han rehabilitado gran parte de sus edificios centenarios y ofrece una imagen renovada. Entre los templos religiosos de Sibiu, uno que no debes perderte es la iglesia jesuita, situada en la plaza principal, con una impresionante torre. Si te decides a subir sus centenares de escalones, podrás observar a vista de pájaro una inmejorable panorámica de la localidad. De nuevo en tierra, no olvides caminar por el Puente de Hierro, conocido popularmente como el Puente de las Mentiras: cuenta la leyenda que su estructura chirría cuando quien lo atraviesa no dice la verdad. Aunque es un curioso mito, su auténtica y única finalidad es unir dos de las principales plazas de Sibiu.

Bucarest. La obsesión de Ceaucescu

Bucarest ha sido denominada la París del Este debido a la obsesión del dictador Ceaucescu por convertirla en una ciudad más propia del Moulin Rouge que de los monasterios ortodoxos. Actualmente es una urbe vibrante, apasionante y con ambiente a cualquier hora del día. Aunque el excéntrico dictador decidió reducir gran parte del casco histórico, los edificios de interés religioso, bajo petición popular, fueron trasladados a otras localizaciones. El legado del autócrata que ha quedado para la posterioridad es la joya de su plan urbanístico, el actual Parlamento o Casa del Pueblo. Este edificio público, el más costoso de la Historia y el segundo más grande del mundo, por detrás del mismísimo Pentágono, fue también la residencia de Ceaucescu. Contaba con más de 3.100 habitaciones y un lujoso entorno (muy al estilo francés) con imponentes fuentes en el bulevar Uniri.

Hoy, el casco histórico es totalmente peatonal y cuenta con un recorrido sencillo para visitar los diferentes puntos de interés. En la capital rumana podrás encontrar un antiguo y deteriorado castillo construido por Vlad Tepes y, a unos pasos de distancia, la Posada de Manuc. Un rico mercader armenio construyó, en 1908, esta hospedería que cuenta con una gran puerta de madera para que los clientes pudiesen entrar subidos a caballo y con el carruaje. Bucarest también cuenta con iglesias ortodoxas como la de Stavropelos (con coloridos murales en el interior).

Es interesante detenerse en este punto para observar las pinturas mientras los fieles acuden en masa para depositar velas al santo. Pero no todo es arquitectura civil o religiosa: los habitantes de la capital pueden disfrutar de más de 30 parques públicos. Si cuentas con la fortuna de visitar en domingo la ciudad no dejes de visitar el Parque Herestrau, el más importante y grande, y donde se pueden realizar múltiples actividades (como pasear en barca por el lago) en un ambiente familiar.
 

PARA TOMAR NOTA EN EL VIAJE: Castillo- palacio de Peles



El castillo-palacio de Peles me cautivó desde el primer momento. Un kilométrico sendero rodeado de árboles conduce hasta este magnífico exponente arquitectónico de la monarquía rumana. Fue el primer palacio de Europa con electricidad, aire acondicionado, calefacción central e, incluso, aspiradora... todo ello en el siglo XIX. Es conocido porque en uno de los salones principales se firmó la neutralidad del país en la Primera Guerra Mundial. Podríamos decir, sin riesgo de exagerar, que cada habitación es un mundo diferente. El castillo, por tanto, carece de un estilo único. El mobiliario y las piezas de arte han llegado desde todos los rincones del planeta. Cada sala recuerda a un Imperio, como por ejemplo, el Salón Español que evoca el arte morisco nazarí de Granada. Por último, no dejes de observar las tallas de madera que decoran el techo de la entrada principal.
 

 

 

Más información en

 

www.visitarumania.es

 

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