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La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel propone no usar el móvil en la mesa

El establecimiento granadino La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel, situado en la sierra de Loja, invita a sus huéspedes a desconectar del teléfono mientras comen para favorecer el diálogo entre ellos. 

El establecimiento granadino La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel, situado en la sierra de Loja, invita a sus huéspedes a desconectar del teléfono mientras comen para favorecer el diálogo entre ellos.

Redacción Viajeros  Fuente y fotos: Royal Hideaway (actualizado 14 julio 2017)

En las comidas y cenas familiares se nos cuela, en los últimos tiempos, un invitado muy molesto: el teléfono móvil. Según el estudio ‘Cómo comen los españoles’ elaborado por el Grupo de Investigación Bienestar y Capital Social de la Universidad de Zaragoza, un 80% de las personas están pendientes del móvil mientras comen. Hace años el simple gesto de mirarlo de reojo enfurecía a cualquier acompañante, hoy sin embargo ver el teléfono junto a los cubiertos resulta algo habitual tanto en casa como en el restaurante. 

En muchos lugares, como en La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel, se considera más que una falta de respeto sacar el móvil en la mesa. Manuel Quintana Torres, director del hotel, asegura que “no se trata evitar que se moleste a otros comensales, sino intentar generar un ambiente familiar en el que padre e hijos, parejas y amigos vuelvan a conectar sin la distracción del teléfono”. Para conseguirlo, en los restaurantes del hotel se ofrece a todos los comensales la posibilidad de dejar sus dispositivos en la entrada para recuperarlos a la salida, “lo que intentamos es crear un ambiente en el que sea posible disfrutar tanto de la propuesta gastronómica como de la compañía”.

Esta invitación al diálogo se da a conocer a través de una persona que se encarga de comunicarlo en la entrada de cada uno de los restaurantes de La Bobadilla: La Finca, El Cortijo y El Mirador. Sin embargo son muchos los adictos a la conectividad difíciles de persuadir de los beneficios de prestar más atención a personas de carne y hueso que a la pantalla. “Los más reacios son los grupos de amigos adultos; sin embargo, las familias que vienen con hijos adolescentes ven esta propuesta como una oportunidad de comunicarse con ellos y conocerles mejor”, explica el director.

Además de disfrutar de unas horas de conversación, las personas que eliminan las distracciones digitales de estos momentos sociales, alargan las comidas, consiguen saborear más las mismas y disfrutan más del entorno. Que se detecte la calidad de la propuesta gastronómica, las vistas y el servicio, es otra de las motivaciones que apunta Quintana para evitar que los huéspedes estén hiperconectados.
 

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