El Habano es parte de la cultura de Cuba. Esto no lo dudan los nativos y los foráneos ya tienen sobradas razones para saberlo. Es una herencia devenida en tradición llegada desde los aborígenes que poblaron la Isla. Su cultivo y consumo se transmitió de generación en generación, acumulando experiencias en sus elaboraciones hasta hoy. La Habana ha sido sede por estos días de la XXIII Edición Internacional de esta feria mundialmente reconocida.
Quiso la casualidad que su descubrimiento fuera accidental en el siglo XIX, cuando uno de los esclavos de la familia Elguea, que padecía una afección de la piel, fue liberado para no contaminar al resto de la dotación. Años más tarde fue descubierto ya curado, gracias a unos "milagrosos manantiales de aguas calientes, cercanos a la casa familiar".