El Habano es parte de la cultura de Cuba. Esto no lo dudan los nativos y los foráneos ya tienen sobradas razones para saberlo. Es una herencia devenida en tradición llegada desde los aborígenes que poblaron la Isla. Su cultivo y consumo se transmitió de generación en generación, acumulando experiencias en sus elaboraciones hasta hoy. La Habana ha sido sede por estos días de la XXIII Edición Internacional de esta feria mundialmente reconocida.
No por casualidad es el producto Premium de Habanos S.A. Su éxito se basa en la calidad precisa de la materia prima gracias a las características exclusivas del entorno medio ambiental en las Vegas de Vuelta Abajo, en el extremo occidental de la Isla, que gozan de denominaciones de origen protegidas propias.
De allí provienen la tripa, el capote y la capa, celosamente seleccionadas para su fabricación puramente artesanal, otro de sus atributos, según considera a sus 80 años el creador de Cohíba y un enamorado del mundo del Habano, Eduardo Rivera Irizarri, quien añade un detalle muy especial: la fermentación adicional y un añejamiento que distinguen el proceso.





















